ANÉCDOTAS DE MI PAPÁ: Esposo respetuoso

abril 7, 2019

En una cultura como la nuestra que, hasta hace poco, prácticamente le rendía tributo al machismo, un hombre cien por ciento fiel a su mujer era una rareza.

Lo paradójico es que, como aprendería yo con los años, las propias mujeres latinas, en mayor o en menor grado, contribuían a la existencia de esa mentalidad machista en la sociedad.

Por favor, relean lo que escribí. No estoy sugiriendo – ¡ni por equivocación! – que las féminas sean las responsables, sino que, por prácticas culturales muy arraigadas, ellas, en general, eran parte activa del problema.

Pero, este escrito no es una disertación sobre el machismo y sus causas, sino una reflexión muy ligera y anecdótica sobre la conducta de mi difunto padre en relación a ese aspecto en particular.

Algo que aún le agradezco a él, profundamente, es el respeto que, estando conmigo, siempre mostró hacia mi madre. De acción y de palabras. Creo que es un rasgo admirable.  De tanto en tanto, me esfuerzo en encontrar en la memoria algún detalle, algún desliz, algún pequeño error… y nada.

No es poca cosa, considerando lo normales que eran esas conductas sexistas a mi alrededor, durante mis años infantiles y juveniles.

Ahora bien, si mi papá le fue siempre fiel a mi mamá, eso no lo sé. Quisiera creer que sí, pero ni siquiera por él puedo «meter las manos en el fuego». Lo único que puedo asegurar, insisto, es que en mi presencia – y en ausencia   de mi mamá – permanentemente se condujo con el más absoluto respeto.

La fidelidad siempre ha sido algo sumamente importante para mí (tanto que, para no incurrir en falta, apartando las relaciones pasajeras, sólo he tenido dos novias formales en mi vida: mi primer amor y mi esposa), por eso me haría inmensamente feliz si mi papá fue honesto con mi mamá. Pero, el sólo hecho de que en tantos años, en infinidad de momentos padre-hijo, él haya sido un esposo tan respetuoso, caballeroso, ejemplar, lo hacen merecedor de mi admiración, mi respeto y mi agradecimiento eternos.

Querido papá, gracias miles por tan valioso ejemplo. Ahora es mi turno de ponerlo en práctica.