ANÉCDOTAS DE MI PAPÁ: Un militar muy civil

febrero 23, 2023

En países como el nuestro, las fuerzas armadas tradicionalmente han gozado de mucho prestigio, autoridad y, sobre todo, poder. Fuera de los cuarteles, en sus respectivas comunidades, incluso los soldados rasos son prácticamente venerados por muchos de sus vecinos civiles. Esto hace que un buen número de uniformados, desafortunadamente, abusen de ese privilegio socio-cultural, sacando provecho personal, injusta y descaradamente.

Valga mencionar que yo estudié los 5 años del bachillerato en un internado castrense y, aunque era sólo un adolescente, pude experimentar en carne propia el trato deferente generalizado que recibe quien porta un uniforme militar.

Abro un paréntesis para decir que en todos estos años de dictadura narco-genocida venezolana, adicionalmente, los militares son percibidos por la ciudadanía como elementos abusivos, corruptos, dañinos, peligrosos. Algunos de ellos, de hecho, son capaces de cometer crímenes atroces contra sus conciudadanos.

Volviendo al relato, mi difunto padre – quien se retiró de su amada y otrora honorable Guardia Nacional con el grado de coronel – fuera de los cuarteles era el más civil de los civiles.

Cuando se encontraba fuera de servicio, procuraba vestirse de paisano lo más posible (con la excepción de eventos socio-familiares muy especiales, como su casamiento y los 15 años de su hija, claro está). Con los años entendí que, entre otras razones – como su seguridad personal, por ejemplo – lo hacía para no recibir trato preferencial en determinadas situaciones, tales como diligencias cotidianas.

Sus sólidos principios sobre no abusar de la investidura castrense nos fueron inculcados a sus hijos, huelga decirlo. Recuerdo bien cuando, siendo yo adolescente, me pidió que nunca me valiera de su condición de oficial de la GN para obtener beneficios, y me recalcó: «Si algún día, por voluntad propia, cometes alguna falta – incluso si amerita cárcel – no esperes que yo te salve. Como el hijo de un oficial de las fuerzas armadas que eres, yo espero que tú des el ejemplo».

Aprovecho para disculparme con él, a 20 años de su partida, por no haber sido el más ejemplar de los primogénitos de un militar. Y en relación a la cárcel, sí la visité una vez… pero sólo por un par de horas, por permanecer con mis amigos en un bar de mi localidad, hasta las 7 de la mañana, haciendo más bulla de la permitida.

Otra de las instrucciones expresas que me diera mi padre tenía que ver con los funcionarios policiales o militares corruptos: «Hijo, nunca le des dinero a un funcionario para que te exonere de una multa o lo que sea, ¡sobre todo a un Guardia Nacional!»

Aquí, me es preciso acotar que, sólo en tres oportunidades de toda mi existencia, tuve que decir a los funcionarios de turno (policías y Guardias Nacionales aeroportuarios) que mi progenitor era coronel de la GN, y lo hice porque en esas tres ocasiones fui acusado falsamente, e incluso sentí que mi seguridad personal estaba en peligro. Afortunadamente, decirlo me salvó de ser chantajeado y, muy posiblemente, lastimado.

En cuanto al arma de reglamento, por ejemplo, recuerdo que era práctica común entre militares «llevar encima la pistola», estuvieran o no uniformados. Pero, relativamente temprano en su vida castrense, mi papá decidió no andar armado en la calle. Uno, porque – como me explicaría mi mamá – él entendió que su personalidad temperamental y las armas eran una pésima combinación; dos, porque no le parecía necesario, sencillamente.

Sólo una vez, en todos mis años junto a mi padre, recuerdo haberlo visto poniéndose la pistola en el bolsillo, pero sólo como medida preventiva.

Yo tendría unos 6 años de edad. Vivíamos en una zona del Oeste de Caracas, originalmente concebida como una bonita urbanización de pequeños edificios residenciales, rodeados de eucaliptos, y con vista a unos verdes cerros, los cuales fueron convirtiéndose aceleradamente en áreas marginales.

Según me explicarían mis padres, algunos jóvenes habitantes de los cerros más cercanos, esporádicamente bajaban en grupo hasta nuestra urbanización, con el fin expreso de cometer fechorías.

El día que vi al entonces «teniente La Rosa» calzarse su revólver y salir a la calle, fue precisamente en una de esas inesperadas e indeseadas ocasiones. Afortunadamente, no hubo hechos que lamentar. Sólo alcanzo a recordar que algunos residentes de nuestro sector comenzaron a alertar, a gritos, sobre la inminente venida de un «grupo grande de gente del cerro».

Tras ordenarnos a nosotros que nos pusiéramos a buen resguardo dentro del apartamento, y pedirle a los vecinos que se metieran en sus casas, mi papá salió a la calle con su arma, y se ubicó en un buen punto de observación, detrás de un pequeño muro.
Al parecer, el grupo o se dispersó o se fue en otra dirección, ya que, por suerte, no se presentó en nuestra urbanización.

Los militares retirados tienen la potestad de uniformarse en ocasiones especiales, pero, tras su retiro, mi papá nunca más lució el uniforme. No porque no le gustara. Al contrario, siempre lo portó con mucho orgullo (y gallardía, hay que decirlo. felizmente conservo recuerdos fotográficos). Sencillamente, no lo creyó necesario.

Siempre admiré la entrega de mi papá a su profesión de soldado. No obstante, también valoré grandemente su decisión de dejar el uniforme y el arma sólo para los cuarteles; de ser un militar muy civil.


ANÉCDOTAS DE MI PAPÁ: El militar comprensivo

abril 13, 2021

Me sobran razones para admirarlo: Su conducta recta; su responsabilidad para el trabajo, su elevado altruismo, su inteligencia, su solidaridad con los intereses de nosotros sus hijos, entre otras tantas. Pero, hay una cualidad suya que siempre le valoré especialmente en vida: Su gran respeto por nuestra individualidad.

Pero, hablaré de mi caso particular.

Podría decirse que soy una persona poco convencional, sin caer en el extremo. Condición que se acentuó más en mis años universitarios. Por ejemplo, recuerdo que a mediados de la carrera me dio por imitar el estilo de un popular cantante de la época, haciéndome una “colita” en el cabello. Más adelante, se me ocurrió probar suerte como stripper en despedidas de solteras, lo que se convertiría en mi principal fuente de ingresos (y de diversión) por los siguientes 4 años. Posteriormente, trabajé un par de años como animador de espectáculos nocturnos…

Esto no tendría nada de particular, a no ser porque mi papá, quien era bastante más conservador que yo, era también militar, oficial de las fuerzas armadas, con el grado de coronel.

Yo suponía entonces que a él no le agradaban mucho mis ocurrencias (ni a mi mamá tampoco). Pero, salvo por algunas conversaciones de sobremesa acerca de mis shows, nunca me dijo nada. Esto era muy significativo, tomando en cuenta su moralismo y su fuerte carácter. De hecho, a veces cuando nos mandaba a mis hermanos y a mí a hacer algo se le salía lo militar.

Creo que nunca me hizo señalamientos sobre esos asuntos porque ambos coincidíamos tácitamente en que si bien mi actitud era algo irreverente, no constituía ningún perjuicio para nuestra familia. De lo contrario, yo no lo hubiera hecho, y él tampoco lo hubiera permitido.

En el caso específico del strip-tease y la animaciónhoy, en retrospectiva, me recrimino bastante a mi mismo muchos aspectos de esos trabajos. Pero, en aquel momento, como adulto responsable, al menos procuraba ser transparente, honesto y respetuoso con mi familia sobre esas actividades. Y siento que mi papá también, al menos, agradecía eso y me entendía.

Apenas dos años atrás, durante nuestras vacaciones decembrinas en Venezuela, mi mamá recordó en una de tantas conversaciones familiares, a modo de broma, que ni a ella ni a mi papá les gustaba para nada mi look de “mataor”, y que de hecho les incomodaba bastante. ¡Y pensar que llegué a acompañarlos así a innumerables actividades familiares y sociales!

Esa confesión de mi mamá, vino a confirmar mi vieja sospecha de que mis padres cuestionaban en secreto aquel excéntrico corte de cabello (y muy probablemente mi faceta de «animador»). Pero sobre todo me sirvió para reafirmar, casi 20 años más tarde, el profundo sentimiento de amor y respeto hacia mi padre por haberme amado y respetado él a mí también como su hijo y como persona.


Revista Latin-a

marzo 6, 2021

¡Hola, amigos!

Mis muy apreciados Soleros de Japón, América Latina y el resto del mundo, es un verdadero placer saludarles en ocasión de informarles que, después de un paréntesis de casi 10 años, este año reanudamos nuestras actividades de mutua colaboración con la prestigiosa Revista Latin-a.

En esta oportunidad, retomaremos la columna «Tu sol», con temas sociales diversos, y desarrollaremos otra nueva columna, «Mis viejitos», con temas directamente relacionados a la situación de los adultos mayores de nuestra gran familia latina en Japón.

Aquí, abajo, les dejo el enlace de la página digital de Latin-a. En la parte superior de la página, justo debajo del nombre de la revista hay una franja roja horizontal o menú, en cuya parte central encontrarán «Ediciones anteriores». Allí conseguirán el número de febrero. Mi artículo está en la columna «Tu Sol». La edición actual, de marzo, la verán arriba, a la izquierda, debajo del ícono de Facebook. Mi escrito, «Lucerito mañanero», aparece en la columna «Mis viejitos».

http://www.latin-a.com

Espero que tanto mis modestos escritos, como los del resto de los articulistas (así como la publicidad) sean de  de alguna utilidad para Ustedes, mis muy estimados Soleros.

Gracias miles por su apoyo.

El Sol brilla siempre dentro de ti 

Ángel La Rosa


ANÉCDOTAS DE MI PAPÁ: Compañero de viaje

febrero 17, 2021

El fin de semana pasado, durante uno de mis acostumbrados y gratificantes paseos ciclísticos con mi hija adolescente (visitamos el antiguo asentamiento de un castillo samurai construido hace 500 años), mientras pedaleaba, iba pensando en un rasgo suyo que ya había notado unos años atrás: su curiosidad y su naturaleza aventurera la hacen ser flexible, le permiten explorar más allá del plan trazado. Salió a su padre. Jajaja.

A la hora del almuerzo, en un paraje montañoso muy apacible, dentro de la otrora fortaleza, aproveché para explicarle a mi hija que me alegraba mucho que ella y yo compartiéramos esa flexibilidad, y que la misma era también característica de su abuelo paterno.
Cuando mi papá y yo viajábamos solos, prácticamente lo único planificado era el punto de llegada. Nuestros viajes eran auténticas aventuras exploratorias. En esas situaciones, nuestro carácter relajado y adaptable nos posibilitaba hacer cambios sobre la marcha, salirnos del plan de ruta cuando quisiéramos.
Siempre recuerdo con especial emoción nuestros periplos juntos por la costa oriental venezolana, cuando íbamos a visitar a la familia en Carúpano, ciudad natal de mi papá. Podíamos detenernos en muchos puntos a contemplar el idílico paisaje marino (la mayoría de las pinturas en la casa familiar, allá en Venezuela, son marinas, por la directa conexión que tenía mi papá con el mar), o salirnos del camino para incursionar en algún poblado pintoresco, o pararnos repentinamente para darnos un breve chapuzón en alguna playa paradisíaca, o hacer un alto aquí y allá para degustar algunos de los sabrosos alimentos locales.
Eran buenos tiempos, cuando Venezuela aun contaba con una infraestructura turística bastante decente; cuando el local y el foráneo podían disfrutar de las infinitas bondades de nuestro rico y hermoso país, en un ambiente de orden y seguridad aceptables. Como siempre digo, distaba mucho de ser un país perfecto, pero podíamos recorrerlo, admirarlo, palparlo, disfrutarlo.
A Chávez, Maduro, sus secuaces y colaboradores los condenaré y repudiaré por siempre, no sólo por ser una banda de criminales que somete cruelmente a mi pueblo, sino por haber arruinado nuestra Tierra, nuestro paraíso.
Discúlpenme el amargo paréntesis. Volviendo a los momentos felices con mi papá, en su «cumpleaños» (11 de febrero), y a 18 años de su partida,  quiero agradecerle eternamente por nuestros emocionantes viajes juntos; por hacerlos más divertidos con su carácter jovial y su espíritu aventurero, y, hay que decirlo, con su deseo paterno de hacerme feliz a mí, su hijo y compañero de viaje.
¡Feliz cumpleaños, papá!


Entrevista para ComunicKanda

febrero 12, 2015

El canto de un alma llanera

Por: Sota Seki / KUIS

ANGEL VEN 8

En un hogar típicamente japonés, en el corazón de Tokio, algo suena diferente desde hace tiempo. La pequeña María Michirú se dormía con canciones al ritmo del himno nacional venezolano. Ahora, cada Navidad suena un cuatro mientras la pequeña interpreta los aguinaldos que su padre le ha enseñado.

En esta familia, definitivamente,vive un alma llanera que ama, llora, canta y sueña…con claveles de pasión.

…………………………………

¿Qué es una familia transnacional? “La familia transnacional es un núcleo de intercambio”, según Ángel Rafael La Rosa Milano, venezolano que ahora vive en Tokio con su esposa japonesa y su hija de ocho años.

Antes de venir a Japón él estuvo en China estudiando y trabajando en la Universidad de Beijing. Un día se encontró con una japonesa y ahí empezó la historia de amor que lo trajo a este país.

Cuenta que un día iba a una fiesta con una amiga, y ésta le presentó a su compañera de cuarto: una joven japonesa muy atractiva, y se enamoró de su mirada dulce. Así que finalmente invitó esta joven a la fiesta, bailaron salsa, se conocieron mejor  y, después de seis meses de relación, decidieron casarse.

¿Qué idioma se habla en esta familia? En su hogar él habla español con su hija, pero con su esposa habla inglés; mientras que su esposa y su hija se hablan en japonés. Sin embargo, comenta que los tres entienden un poquito de los otros idiomas.

Además de las lenguas, también combinan las tradiciones. En Navidad, por ejemplo, él baila y canta temas tradicionales con su hija, como en Venezuela. Pero cuando se celebra Año Nuevo, su esposa cocina la comida tradicional japonesa de esa temporada, Osechi. Aunque parece difícil convivir en varios idiomas y culturas dentro de un hogar, él se lleva muy bien con su familia y nunca ha tenido ningún conflicto con su esposa acerca de la educación de su hija.

Si tú desde niño aprendes más de una lengua, aprendes dos o tres simultáneamente, aprendes también la cultura que va dentro de la lengua”, insiste Ángel La Rosa. En su opinión: “en una familia los miembros pueden compartir, intercambiar culturas, aprender de las tradiciones y formas de ser de la pareja Y al mismo tiempo enseñar a los hijos. Esto enriquece su cerebro y su forma de percibir el mundo, de percibir la existencia”.

La música ha sido también uno de esos elementos culturales que lo ha unido a su familia. El mismo creció acostumbrado al sonido del cuatro, instrumento típico de los ritmos venezolanos, que muchos ejecutaban en su hogar.

En esta entrevista pusimos un cuatro en sus manos y, producto de su emoción, nos regaló un poco del “Alma Llanera”, canción representativa del folclor de Venezuela, que se puede ver en los videos de nuestro blog Comunickanda. También en el sitio web de Ángel La Rosa se comparten algunos vídeos en los que se ve feliz cantando aguinaldos venezolanos con su pequeña hija. “Yo canto porque me gusta, no porque sepa cantar”, confiesa en tono modesto.

De muchas formas Ángel La Rosa ha mantenido sus raíces al mismo tiempo que convive con una familia de tradiciones muy diferentes. “Yo estudié en China política internacional… Diálogo internacional cultural, fue mi tesis. Una familia internacional es eso. El mejor ejemplo en la práctica de lo que puede ser el diálogo internacional cultural, a ese nivel de familia”, concluye el venezolano.

……………………………………………………..

Seguidamente pueden ver el trabajo audiovisual realizado por la gente de ComunicKanda, donde se muestran varias entrevistas, a modo de collage, incluyendo la que le hicieran a este servidor.

ComunicKanda es el espacio virtual del curso “Comunicación Masiva en el Mundo Hispano”, en la Universidad de Estudios Internacionales de Kanda (KUIS), Japón.

https://comunickanda.wordpress.com/

Contacto: comunickanda@gmail.com Twitter: @comunickanda


¡FELIZ NAVIDAD!

diciembre 21, 2014

Arbolito de mi casa

Mis muy apreciados soleros,

Reciban un caluroso saludo navideño.

En estos días, con tantas tragedias naturales y humanas que castigan al mundo (como la masacre de niños pakistaníes a manos de talibanes desalmados y asesinos, y la opresión desmedida en países con gobiernos retrógrados y sanguinarios como el mío, Venezuela) podemos llegar a sentirnos desesperanzados e impotentes. Pero al mismo tiempo somos capaces de entender que, para combatir esas amenazas contra la humanidad, debemos hacer lo posible por mantenernos optimistas y llenos de fe en un porvenir de tranquilidad y felicidad para nuestros hijos y las futuras generaciones.

DSC05805

Es por ello que, en estas fechas decembrinas, a pesar de tantas calamidades que nos agobian, nos permitimos celebrar en familia la Navidad, transmitiéndole a nuestros pequeños toda la alegría y la esperanza que ella encierra, ya que tal vez son las mejores armas con las que ellos enfrentarán las adversidades.

DSC05806

En ese sentido, nos atrevemos a compartir con ustedes, queridos lectores, unos sencillos videos navideños caseros que hicimos con nuestra amada hija, al tiempo que les deseamos

¡FELIZ NAVIDAD!

Ángel Rafael La Rosa Milano

«El Sol brilla siempre dentro de ti»


El inusual «Niño/Santa» de mi hija

diciembre 15, 2014

Este año, mi hija de 8 años pidió al Niño Jesús y a San Nicolás un regalo algo inusual (por cierto, mi esposa y yo sospechamos que ella sospecha que nosotros somos sospechosos de usurpar la identidad de los dos socios jugueteros).

Precisamente, ayer la llevé a la juguetería, para que eligiera con calma entre las muchas variantes que hay de ese su anhelado juguete, y se lo encargara, con la respectiva carta, al Niño y a Santa.

Tras comparar concienzudamente los pro y los contra de todas las opciones disponibles, mi dulce princesita se decidió por un C/R Toyota FJ Cruiser, 4X4, todo terreno, (sube pendientes de 60 grados y es anfibio).

¡Los tiempos cambian! En mis años infantiles, era impensable ver a una niña jugar con un carro a control remoto. Al menos en público.

Y no es que ahora sea muy común que digamos (puedo apostar que mi hija será la única hembrita de su curso y del vecindario con un juguete así), pero en una época donde las féminas conducen autobuses, camiones, trenes, etc., seguramente no causará tanta sorpresa.

En la tienda, mientras veía a tan adorable criatura, absorta en la elección de su carro, con sus ojitos agrandados por la emoción, caí en cuenta de que, tal vez, yo, sin proponérmelo, he estado influenciando fuertemente su gusto por pasatiempos como ese. Y es lógico, ya que desde su nacimiento he tenido la bendición de pasar mucho tiempo con mi hija.

La madre, por su parte, también ejerce un influencia muy positiva, estimulándole y celebrándole, en todo momento, sus infantiles deseos e iniciativas.

Finalmente, si nuestra adorada hija mantiene el interés por esos pasatiempos poco convencionales para una niña, mi esposa y yo seguiremos apoyándola, y seguiremos besándola y abrazándola con ternura lo más que podamos. Después de todo, también puede haber mujeres pilotos de autos y hasta de cohetes espaciales muy femeninas y tiernas ¿no?


Visita a Universidad de Kanda

diciembre 8, 2014

Mis muy apreciados soleros,

¡Felices Fiestas!

Queremos hacer de su conocimiento que, el pasado lunes 1ro. de diciembre, realizamos una visita sumamente placentera y fructífera a la Universidad de Estudios Internacionales de Kanda (KUIS, según sus siglas en inglés), por la muy gentil invitación que nos extendiera la periodista, escritora y pedagoga mexicana Silvia Lidia González, profesora de esa prestigiosa casa de estudios, con el fin de hacernos una entrevista sobre las familias transnacionales en Japón.

http://www.kandagaigo.ac.jp/kuis/english/

DSC05796

Cabe destacar que dicha entrevista, por demás amena, se llevó a cabo en un estudio de televisión de la universidad, y fue conducida por unos entusiastas alumnos del curso Comunicación Masiva en el Mundo Hispano, del Departamento de Lenguas Iberoamericanas, dirigidos excelentemente por la profesora González.

(Seguidamente pueden acceder al blog ComunicKanda, con material audiovisual y escrito muy bien elaborado por los alumnos de dicho curso, y supervisado por la profesora Silvia)

QUIÉNES SOMOS

DSC05798

A mi apreciada amiga, la ejemplar profesora Silvia González, a sus muy aplicados estudiantes, y a la renombrada y fascinante Universidad de Estudios Internacionales de Kanda hago llegar mis sentidas palabras de agradecimiento y admiración por esa inolvidable experiencia y por el invaluable trabajo que realizan en pro de la enseñanza y difusión del español en suelo nipón.
DSC05803

¡Mil gracias a todos!

Ángel La Rosa

«El Sol brilla siempre dentro de ti»


Súplica a mis amigos que fuman

octubre 13, 2014

Este mensaje respetuoso y cordial, dirigido específicamente a unos muy buenos amigos míos que fuman, quisiera extenderlo a todos los hombres y mujeres fumadores del mundo, con la esperanza solidaria de que pronto puedan dejar de fumar.

Pero, antes, quisiera justificar mi decisión de usar este medio para exponer mis modestas reflexiones.

De vez en cuando, “sin querer queriendo”, les he manifestado a esas amistades mi sincera preocupación por su hábito y mi fraternal deseo de que lo abandonen, pero teniendo muy presente, uno, que es algo en extremo difícil, dos, que ellos son adultos capaces e inteligentes y, al final de cuentas, es su decisión.

En definitiva, sin importar cuánto me preocupa su condición (por que los aprecio realmente), no quiero que me perciban como el típico personaje que se cree un dechado de virtudes y que pretende decirles lo que es bueno y lo que es malo. No quiero correr el reisgo de ser rechazado, de perder su amistad por fastidioso, ya que ésta es un tesoro invaluable y una bendición del cielo.

Definitivamente, creo que es mejor así, escrito, indirecto. De esa forma no los cansaré con mi voz de lorito parlanchín, repitiéndoles siempre la misma cantaleta. Y ellos podrán leerlo (si es que llegan a enterarse), cuando más les convenga.

De cualquier modo, mis amigos son muy buena gente. De las mejores que he conocido, y estoy seguro de que entenderán que hago esto porque los quiero y me interesa su bienestar.

Estos hermanos fumadores pertenecen a un club de vóleibol de mi comunidad (no todos los miembros fuman, por supuesto), al que me uní hace ya casi 2 años. En ese tiempo, y producto de nuestra bonita convivencia deportiva, los volibolistas nos hemos hecho muy amigos, al punto de compartir frecuentes eventos familiares. Es decir, gracias a ellos he podido ver satisfechos dos de mis mayores intereses en la vida: las actividades de carácter familiar y las actividades deportivas.

Inicialmente, a modo de argumento anti-tabaco, pensaba incluir aquí algunas fotos muy perturbadoras de pulmones de fumadores, los cuales aparecen parcial o totalmente impregnados y ennegrecidos de nicotina. Asimismo, pensaba suministrar algunos enlaces de artículos científicos concluyentes sobre los efectos nocivos del cigarrillo en la salud, incluyendo su incidencia en la aparición del cáncer pulmonar. Pero cambié de opinión. Mis amigos son personas conocedoras y bien informadas, y además pueden realizar esas búsquedas si lo consideran necesario, por su propia cuenta.

Mi mensaje final para estos entrañables compañeros del camino es que soy realmente dichoso cuando estoy junto a ellos jugando vóleibol. Mi ser casi cincuentón se vuelve ventiañero por arte de magia; nos divertimos lo indecible al tiempo que ejercitamos nuestros chirriantes cuerpos, y hasta nos burlamos – sanamente – los unos de los otros cuando fallamos.

También soy inmensamente feliz cuando nos reunimos en una fiesta familiar, totalmente relajados y alegres, consolidando nuestros importantes valores y bonitas costumbres familiares, en torno a una exquisita comida casera y a una por demás amena conversación. Cantamos y bailamos, naturalmnente! y naturalmente tambien competimos por ver quien es más ocurrente – mejor dicho, más payaso, jajaja.

Hay un factor muy importante que incrementa el disfrute de ambas experiencias. La presencia de nuestros hijos. Tanto en el volei como en las fiestas están siempre correteando incansables de aquí para allá, con sus voces como trino de pajaritos, empapándonos de su energía maravillosa, sembrando esperanza en nuestro futuro. En fin, dándole absoluto sentido a nuestras vidas.

Pero, aquí tengo que incluir un “pero”. Queridos hermanos, bien sea jugando (en los recesos) o fiesteando, confieso que me siento preocupado e impotente cuando los veo fumar. Ya no es secreto para nadie que ese hábito les traerá problemas de salud. No quiero eso para nadie, y mucho menos para mis compañeros de deporte y fiesta. Por cierto, recordemos que los niños observan e imitan de nosotros más de lo que quisiéramos. Estoy completamente seguro de que Ustedes no quieren ese vicio para ellos. Adicionalmente, está demostrado que el humo del cigarro afecta considerablemente la salud de los no fumadores presentes, o “fumadores pasivos”.

Lo único que me resta es: uno, pedirle a Dios, todos los días, que les cambie el cigarro por caramelos (que tengan caries y se les caigan los dientes ya no me preocuparía tanto jajaja), para poder jugar y parrandear con Ustedes hasta que el cuerpo aguante, unos 20 años más, por lo menos…

Dos, les suplico amigos míos, por favor dejen de fumar.

Ángel Rafael La Rosa Milano

“El Sol brilla siempre dentro de ti”


ANÉCDOTAS DE MI PAPÁ: Sabio consejo

junio 14, 2014

Mis muy estimados Soleros, la siguiente anécdota se la dedico a mi amado difunto padre y a todos los padres buenos del mundo en su día (2014). ¡Felicidades!

Consejo paterno

Confieso que siempre me costó admitir abiertamente cuando mi papá me daba un buen consejo. Y no es que yo fuera incapaz de identificarlo como tal. En el fondo, sabía que su sugerencia era lo más conveniente. Tal vez lo que ocurría es que él tenía un caracter si se quiere muy “mandón” (el mío tampoco es muy fácil que digamos), y cuando me aconsejaba yo sentía más bien que me estaba dando órdenes.

De cualquier manera, eso no impedía que de tanto en tanto yo acudiera a él con algún asunto personal, buscando su orientación. Al fin y al cabo, yo lo respetaba y amaba muchísimo como padre y ser humano.

Teniendo yo como 35 años, un día, durante una conversación de sobremesa, le manifesté que de pronto estaba sintiendo preocupación por cómo criar a mis futuros hijos (en caso de que los tuviera), y le pedí alguna recomendación, en su condición de buen padre de tres.

Mis temores no tenían que ver con la formación de una familia como tal. Primero, porque aunque mi prolongada y amena soltería (que se extendería hasta los 40) y mi sempiterna renuencia a tener novia formal indicaran lo contrario, siempre me visualicé felizmente casado. Segundo, porque aunque nunca tuve ningún apuro en tener hijos, siempre me han fascinado los niños.

En resumen, mi naturaleza, a pesar de las apariencias, es hogareña, lo cual, imagino que se deba, en buena parte, a que eso fue lo que vi en mi casa: un matrimonio y sus tres hijos, viviendo bajo el mismo techo, en la unión familiar.

De todas formas, sí recuerdo que en mis años de soltero, estaba totalmente convencido de que ese era el “estado ideal del hombre”. Hasta que me casé y tuve a mi hija. Y ahora no cambiaría por nada del mundo mi situación de esposo y padre enamorado.

Todavía, hoy, tengo más presente que nunca la respuesta de mi papá a aquella inquietud mía sobre la crianza de los hijos. “Dales mucho amor y buen ejemplo”, me dijo, simplemente.

Esas palabras, tan sencillas y profundas a la vez, constituyen, sin duda, uno de los consejos más sabios y útiles que he recibido en toda mi vida.

Conociendo a mi papá como lo conocí, sé que la única retribución que él esperaría por ese invaluable consejo es que lo ponga en práctica con su adorable nieta japonesa (a la que no disfrutó aquí, pero quiero creer que lo hace desde el “más allá”).

Huelga decir que, desde que ella nació, mi amada esposa y yo nos esforzamos a diario por poner en práctica esa amorosa filosofía. Y aunque no somos perfectos y nos equivocamos humanamente, esa fórmula de amor y ejemplo en su formación está dando muy buenos resultados, gracias a Dios.

Papá, no quiero finalizar, sin agradecerte con el corazón por aquel acertado consejo paterno. Por cierto, mil gracias, también, por haberlo aplicado conmigo y mis hermanos.

Bendición Papá. Te amo.

Ángel Rafael