Lactancia materna

May 13, 2012

¡FELIZ DÍA, MADRES DEL MUNDO ENTERO!

Este escrito de hoy, con motivo de una fecha tan especial, quise dedicarlo especialmente a aquellas felices y orgullosas madres que dieron a luz recientemente, y a las que lo harán pronto.  

Lactancia materna: un mágico dar y recibir entre la madre y el bebé

Hoy en día, son más y más las madres en el mundo entero que están optando por no amamantar a sus bebés. Hay muchos factores que propician esta tendencia, sobre todo en los países más desarrollados: Desde una sociedad que privilegia la imagen de mujeres ultra independientes (tanto en lo personal como en lo familiar), pasando por precauciones estéticas, hasta la real imposibilidad física de dar pecho que tienen algunas mujeres. Pero, no nos proponemos ahondar en dichas razones, sino llamar la atención sobre la importancia vital de la lactancia materna para el bebé, y también para mamá.

¿Existe algo más enternecedor que la escena de un bebé acurrucadito en los brazos de su madre tomando teta? Pero, ni siquiera esa imagen tan poderosa, con todo lo que encierra, puede evitar el descenso de los niveles de lactancia materna a nivel mundial

Ahora, pensemos por un momento en la naturaleza y en todas las especies de mamíferos, como nosotros. Detengámonos en la siempre divertida y tierna imagen de las crías pegaditas a la teta de la madre, “llueva, truene o relampaguee”. Sin importar cuánto hemos evolucionado los humanos, diferenciándonos del resto de los mamíferos, modificando esta condición natural esencial en las madres, hay algo que nos dice que así como lo dicta la Madre Naturaleza es como debería ser; que en la creación universal debe haber una muy buena razón para ello.

 La lactancia materna es mucho más que una forma de alimentar a los recién nacidos, incluso  mucho más que “la mejor forma” de alimentarlos. Cuando una madre da pecho a su bebé está prolongando y fortaleciendo el especial e inquebrantable vínculo psico-físico entre ella y esa criaturita que se gestó y creció en su interior; le está garantizando que fuera del “perfectamente cómodo” vientre materno estará igual de protegida en el acogedor seno de su mamá, con todas sus necesidades materiales y emocionales satisfechas.

 Aunque está científicamente comprobado que las propiedades naturales de leche materna la hacen el alimento ideal para los bebés, actualmente es posible alimentarlos bien con la llamada “leche fórmula”. Y esa “ventaja” es precisamente lo que lleva a muchas madres a no amamantar. Pero, aparte de las propiedades nutritivas de la fórmula, ese método, por un lado, priva a los recién nacidos de la reconfortante e insustituible sensación que le produce el contacto entre su boquita y el pezón materno y, por otro, priva a la recién parida de la sensación de plenitud física y mental que le produce alimentar al bebé con su propio cuerpo. Y, en consecuencia priva a ambos de experimentar la muy estrecha comunicación emocional que ese contacto produce.

 De hecho, también se ha demostrado que, en general, los bebés que son amamantados por un período de al menos 6 meses (lo ideal sería entre 2 y 3 años, aunque en condiciones absolutamente naturales el amamantamiento podría durar hasta 6 años), serán niños anímicamente más estables que aquellos que no lo fueron, debido a que ese temprano y total acercamiento a la madre los hará experimentar una sensación de bienestar y seguridad en todos los sentidos. 

 Así que nuestro vehemente deseo para todas las maravillosas madres recién paridas, y para aquellas que están por traer su angelito al mundo, es que puedan vivir y disfrutar a plenitud la importantísima e insuperable experiencia maternal de amamantar a su bebé. Al darle a esa adorable criaturita parte de su vida y de su ser – literalmente – estarán formando un hijo sano y contento. Y en esa amorosa entrega, ustedes, fantásticas madres, también obtendrán salud y felicidad, en la misma medida.

 Amamantar es, pués, un mágico dar y recibir, donde la madre y el bebé están forjando una unión tan firme y profunda que ninguna fuerza del universo puede separar. 

Ángel Rafael La Rosa Milano

«El sol brilla siempre dentro de ti»