ANÉCDOTAS DE MI PAPÁ: Paseo amazónico

marzo 31, 2022
«El Tobogán de la Selva». Imagen extraída de: destimap.com

Al «Coronel La Rosa»- mi padre – como a cualquier militar, la carrera de las armas le deparó experiencias muy diversas, incluidas algunas en verdad emocionantes. El sólo hecho de ser paracaidista, por ejemplo, le permitiría vivir grandes emociones en sus primeros años como oficial de la otrora honorable Guardia Nacional venezolana (actualmente es una organización criminal).

Pero hoy quiero referirme a una actividad que a él le resultó particularmente atractiva. Y a mí también…

Me disculpo de antemano por las imprecisiones temporales atribuidas a mi mala memoria.

Siendo mi papá capitán antiguo o mayor recién ascendido – no recuerdo – se desempeñó brevemente como uno de los oficiales de enlace, entre el entonces Ministerio de Obras Públicas (MOP) y las Fuerzas Armadas, para la supervisión de un proyecto habitacional en una población indígena del estado Amazonas.

El oficial La Rosa, un padre muy motivador y consentidor, logró que le permitieran llevar a su hijo a uno de sus viajes.

Aunque no puedo recordar los detalles de aquella «aventura» compartida con mi papá, sí recuerdo algunos momentos inolvidables para mí: El despegue de la aeronave militar desde el aeropuerto de La Carlota, en el Este de Caracas (muy posiblemente mi primer vuelo en avión); el deslumbrante paisaje selvático visto desde las alturas; mi primer encuentro con indígenas.

Imagen extraída de guiaviajesvirtual.com

De la interacción con mi papá durante todo el viaje sólo recuerdo una cosa: Mientras el grupo de trabajo inspeccionaba el desarrollo habitacional, me llamó la atención que las duchas de las viviendas estuvieran no en el interior sino en el exterior de las mismas. Mi papá me explicó que tuvieron que hacerlo así, ya que los indígenas, al estar acostumbrados a bañarse en los ríos, al aire libre, a la vista de todos en su tribu, nunca pudieron adaptarse a las duchas interiores.

Imagen extraída de: sites.google.com

Como explico en relatos y demás escritos anteriores, desde que yo era muy pequeño, mi papá, ocasionalmente, cuando las condiciones lo permitían, procuraba mostrarme directamente, in situ, algunas facetas de su trabajo como militar. Me viene a la memoria en este instante un recuerdo que había olvidado: Yo, muy pequeñito, correteando alegremente por los amplios pasillos de inmensas columnas de la antigua EFOFAC (Escuela de Formación de Oficiales de las Fuerzas Armadas de Cooperación).

Pero volviendo a la anécdota presente, los recuerdos de aquel alucinante paseo amazónico, si bien vagos en mi mente luego de tantos años, hoy reviven en mí esa reconfortante sensación de camaradería con mi padre y de admiración hacia él, que yo experimentaba cuando compartía conmigo su vida de soldado en su mundo militar.


ANÉCDOTAS DE MI PAPÁ: El militar comprensivo

abril 13, 2021

Me sobran razones para admirarlo: Su conducta recta; su responsabilidad para el trabajo, su elevado altruismo, su inteligencia, su solidaridad con los intereses de nosotros sus hijos, entre otras tantas. Pero, hay una cualidad suya que siempre le valoré especialmente en vida: Su gran respeto por nuestra individualidad.

Pero, hablaré de mi caso particular.

Podría decirse que soy una persona poco convencional, sin caer en el extremo. Condición que se acentuó más en mis años universitarios. Por ejemplo, recuerdo que a mediados de la carrera me dio por imitar el estilo de un popular cantante de la época, haciéndome una “colita” en el cabello. Más adelante, se me ocurrió probar suerte como stripper en despedidas de solteras, lo que se convertiría en mi principal fuente de ingresos (y de diversión) por los siguientes 4 años. Posteriormente, trabajé un par de años como animador de espectáculos nocturnos…

Esto no tendría nada de particular, a no ser porque mi papá, quien era bastante más conservador que yo, era también militar, oficial de las fuerzas armadas, con el grado de coronel.

Yo suponía entonces que a él no le agradaban mucho mis ocurrencias (ni a mi mamá tampoco). Pero, salvo por algunas conversaciones de sobremesa acerca de mis shows, nunca me dijo nada. Esto era muy significativo, tomando en cuenta su moralismo y su fuerte carácter. De hecho, a veces cuando nos mandaba a mis hermanos y a mí a hacer algo se le salía lo militar.

Creo que nunca me hizo señalamientos sobre esos asuntos porque ambos coincidíamos tácitamente en que si bien mi actitud era algo irreverente, no constituía ningún perjuicio para nuestra familia. De lo contrario, yo no lo hubiera hecho, y él tampoco lo hubiera permitido.

En el caso específico del strip-tease y la animaciónhoy, en retrospectiva, me recrimino bastante a mi mismo muchos aspectos de esos trabajos. Pero, en aquel momento, como adulto responsable, al menos procuraba ser transparente, honesto y respetuoso con mi familia sobre esas actividades. Y siento que mi papá también, al menos, agradecía eso y me entendía.

Apenas dos años atrás, durante nuestras vacaciones decembrinas en Venezuela, mi mamá recordó en una de tantas conversaciones familiares, a modo de broma, que ni a ella ni a mi papá les gustaba para nada mi look de “mataor”, y que de hecho les incomodaba bastante. ¡Y pensar que llegué a acompañarlos así a innumerables actividades familiares y sociales!

Esa confesión de mi mamá, vino a confirmar mi vieja sospecha de que mis padres cuestionaban en secreto aquel excéntrico corte de cabello (y muy probablemente mi faceta de «animador»). Pero sobre todo me sirvió para reafirmar, casi 20 años más tarde, el profundo sentimiento de amor y respeto hacia mi padre por haberme amado y respetado él a mí también como su hijo y como persona.


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