«¿Quién soy?»

 

Mitos + desinformación = probelmas de identidad cultural

Como padre de una niña nipona-venezolana de 3 años, nacida en Japón, me interesa sobremanera el tema de la identidad cultural en niños como ella. Durante años, hemos sabido tanto de niños que se benefician grandemente de su condición bicultural, como de aquellos que, al contrario, se ven perjudicados por ese hecho.

¿Cómo garantizar que los hijos de parejas internacionales, o de padres connacionales establecidos en el extranjero engrosen las estadísticas positivas? Este escrito no ambiciona dar una respuesta definitiva. Pero sí nos permitiremos contribuir a tan importante discusión, basados en nuestras observaciones y modestas reflexiones sobre el particular.

Son muchos los mitos negativos creados en torno a la condición bicultural de los hijos de parejas internacionales. Hay quienes sostienen que los problemas de confusión o falta de identidad cultural tienen su origen precisamente en esa “doble cultura” del niño. Somos del pensar que si, tal como está demostrado científicamente, el cerebro del niño se beneficia cuando éste aprende 2 – o más – lenguas, también es altamente beneficioso para el desarrollo de su personalidad que asimile las respectivas culturas de sus progenitores. En nuestra modesta opinión – y a sabiendas de que al final todos los padres queremos lo mejor para nuestros pequeños – los problemas de identidad cultural se presentan mayormente por la falta de información en algunos hogares interculturales, a la hora de educar a los hijos “mezcaldos”. 

Por ejemplo, en una oportunidad, conocí a un caballero latino casado con una dama japonesa. Me explicaba que mientras sus 2 hijos fueran menores de edad, él prefería inculcarles la cultura japonesa solamente. Primero, porque ellos nacieron en Japón, segundo, porque así “no tendrían problemas de identidad cultural”. Además, comentó que su estrategia educativa incluía “cero besos, cero abrazos”, por considerar que ambas son manifestaciones de afecto “muy latinas”. En este caso, podemos entender perfectamente la paternal aspiración de este amigo latino. Como padre, él siente que dándole a sus hijos una educación exclusivamente japonesa les hará la vida menos complicada, y les proporcionará un punto de partida sólido hacia un futuro de seguridad y bienestar. No obstante, creemos que erradicar totalmente gestos afectivos propios de nuestra cultura latina no es lo más apropiado, ya que los hijos pudieran asumir que es algo incorrecto, inaceptable. Adicionalmente, nada garantiza que al ser mayores de edad, ellos vayan a adoptar naturalmente dichas costumbres latinas, lo que pudiera ocasionarles no pocos inconvenientes durante sus contactos con círculos latinos aquí en Japón, o en sus posibles estadías en el país del padre.

Hemos observado, además, casos de familias internacionales donde existe una férrea competencia entre el padre y la madre, para imponer al hijo sus distintas culturas, llegando incluso al punto de denigrar las costumbres del otro. Tanto esta postura de confrontación, como la anterior (padres que acuerdan privilegiar una de las culturas frente a la otra) lógicamente inducirán al niño a pensar que es indebido expresar  – y hasta sentir -simultáneamente las dos culturas familiares, o que una es “buena” y la otra es “mala”. Y más adelante, muy posiblemente comenzará a cuestionar esas enseñanzas, lo que redundará en problemas de identidad cultural.

También sucede que algunos padres sencillamente dan poca importancia – o no dan ninguna – al asunto, negándole al hijo la mínima y necesaria orientación, lo que constituye otro extremo, ya que lo dejan en una suerte de limbo existencial que le impide conocer, vivir y disfrutar plenamente ambas experiencias culturales. Esto igualmente le traerá conflictos de identidad en el futuro.

2 culturas + armonía familiar = gran personalidad  

Como señalamos anteriormente, está suficientemente demostrado que los niños que hablan 2 – o más – idomas desde temprana edad experimentan un mayor aprovechamiento de sus capacidades cerebrales, ya que el multilingüismo, al igual que otras actividades mentales, potencia el funcionamiento del cerebro, lo que se manifiesta en un mayor nivel de comprensión, expresión y comunicación, entre otras ventajas. Aunado a esto, cuando el niño aprende a hablar va absorbiendo la cultura contenida en el idioma. En otras palabras, a través del lenguaje los padres le transmiten a su hijo un modo particular y único de percibir la existencia. Esta premisa la sintetizó hermosamente el intelectual venezolano José Antonio Ramos Sucre (1890-1930) cuando dijo: “Un idioma es el universo traducido a ese idoma”.
 
Desde el mismo instante cuando el bebé comienza a balbucear sus primeros sonidos, se inicia el maravilloso proceso de “traducción” del mundo que lo rodea. De ahí que el idoma sea un instrumento imprescindible en la formación de nuestra identidad cultural.
Hay un dicho latinoamericano, un tanto jocoso, que expresa nuestra posición sobre el tema del desarrollo bicultural infantil: “Mejor que sobre y no que falte”. Tanto la cultura de la madre como la del padre, incluidos lenguaje, música, comida, etc., constiuyen un legado invaluable para los hijos. Cuando transmitimos a ellos nuestras costumbres y tradiciones, en un ambiente armonioso, de mutua aceptación y valoración cultural, estamos enriqueciendo grandemente su personalidad.

Al inculcarle a nuestros hijos, en un marco de unión y cariño familiar, que las culturas de papá y mamá son hermosas y valiosas por igual, estamos sembrándoles la semilla de la tolerancia y el amor hacia propios y extraños, sin distingos de ningún tipo, y estamos haciendo de ellos hombres de bien; puentes culturales en un mundo sediento de entendimiento y paz. Y cuando llegue el día de preguntarse a sí mismos “¿quién soy?”, la respuesta más probable será: “alguien realizado, orgulloso de mis dos culturas. Y eternamente agradecido con mis padres que supieron dármelas”. 

Ángel Rafael La Rosa Milano

«El sol brilla siempre dentro de ti»

2 Responses to «¿Quién soy?»

  1. Estimado Ángel,

    Tu artículo nos ha parecido Genial, y nos gustaría poder publicarlo en nuestra web si nos das autorización

    Atentamente

    Juan Antonio Dguez
    Secretario.

    • Angel Rafael La Rosa Milano dice:

      Estimado Juan y demás amigos del partido de la Familia Intercultural (FIN),
      Después de revisar su página, y constatar el elevado FIN con el que fue creada, les doy mi autorización y también mi más sincero agradecimiento por su interés en el escrito.
      Espero que contribuya con la valiosa labor por ustedes realizada en pro del reconocimiento a la importancia de las familias internacionales en el mundo global actual.

      Desde el lejano Japón,

      Un fuerte abrazo intercultural

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