¿Es malo decrile «no» al bebé para enseñarlo?

mayo 19, 2013

Bebé travieso

Contrariamente a lo que piensan muchos padres, decir «no» frecuentemente a sus bebés no les creará ningún problema de conducta posterior. Lo que sí le generará tales problemas es justamente lo opuesto: ser muy permisivos con ellos, con el pretexto de no importunarlos; de no hacerlos llorar.

Cómo es lógico, los más pequeñines están expuestos a situaciones riesgosas, prácticamente todo el tiempo. Una forma de prevenir accidentes (además de nuestra vigilancia constante) es enseñándoles, a una edad muy temprana, todas aquellas cosas que no deben hacer, por peligrosas. Y para lograrlo, tenemos que usar la palabra «no», las  veces que sea necesario, aunque sin llegar al extremo de oprimir su accionar. De esa forma aprenderán rápidamente a identificar ciertos límites básicos, y en consecuencia serán bebés menos propensos a sufrir accidentes, y en el futuro también serán niños más obedientes.

La idea es que al decirles no a nuestros inquietos y creativos retoñitos, lo hagamos con suavidad, sin reprenderlos, ya que ellos no saben cuando están haciendo algo indebido, por lo que no se justifica que usemos dicha expresión negativa – de por sí contundente – en forma de regaño. Una fórmula que ha demostrado traer muy buenos resultados, por ejemplo, es acompañar siempre el «no» con las «gracias». Y un beso de recompensa, si es posible…

Y ahora, les recomendamos a nuestros estimados Soleros algunos artículos muy interesantes e instructivos, especializados en la materia:

http://www.mibebeyyo.com/bebes/crecimiento/6-9-meses/decir-no-bebe-538

http://www.serpadres.es/1-2anos/educacion-y-desarrollo/como-decir-No-a-nuestro-hijo-para-que-lo-entienda.html

http://www.entrecomadres.org/index.php?option=com_content&view=article&id=84:18-maneras-de-decir-no-de-forma-positiva&catid=47:crianza&Itemid=87

 


Hija, yo me porté mal: Conducta «sombría»

abril 26, 2013

Durante mis años infantiles y juveniles, alguna que otra vez, fui débil de mente y espíritu, y caí en la tentación de apropiarme de cosas que no eran mías, es decir, de robármelas.

Lo que te contaré hoy ocurrió en el Liceo Militar. Allí, los alumnos, entre muchas otras tareas y responsabilidades, tienen que hacer guardias nocturnas una vez al mes. Esto se hace a partir del 2do. Año, o sea, con unos 12 o 13 años de edad.

Recuerdo que estando en 4to. año, un día me tocó el turno de 2 a 4 de la madrugada, en el área del casino de alumnos, lugar de descanso de las clases y demás actividades diarias, y donde había una cantina con productos comestibles a la venta para el estudiantado.

Dicha cantina era una especie de habitación que en lugar de pared frontal, tenía un muro que llegaba a la altura del torso, y el resto, hasta el techo, era una reja metálica, a través de la cual los vendedores de turno atendían a los clientes.

Una vez me enteré (no logro recordar si vi a algún compañero haciéndolo o sencillamente me lo contaron) que con la ayuda de un gancho de ropa de metal, estirado, se podía alcanzar varios de los productos empacados en bolsas, los cuales colgaban a la vista del público.

Aquella madrugada, durante mi turno de centinela, amparado por la oscuridad y la soledad que reinaban en ese lugar, a esa hora, no pude resistir el deseo de poner en práctica lo que había aprendido sobre como alcanzar con el gancho la mercancía que guindaba en el interior de la cantina.

No recuerdo si pude, efectivamente, agarrar aquellas golosinas, ni si lo hice otra vez. Pero sí recuerdo claramente que en realidad yo no tenía necesidad de robarlas (yo tenía suficiente dinero para comprarlas cuando quisiera, y además en el liceo siempre me sentía bien alimentado). Lo que me hizo cometer esa falta grave fue el puro deseo de sentir que yo podía realizar esa “misión peligrosa”; que tenía la destreza y el valor para hacerlo. Pero, eso, hija linda, de ningún modo me libra de mi culpa por haber hecho algo tan malo. Yo sabía perfectamente que estaba cometiendo una falta grande; que estaba robando, y eso es lo que cuenta.

Como sabes bien, mi corazón, nunca debemos apropiarnos de cosas que no son nuestras, y menos por simple diversión o deseos de aventura. Si algún día tienes mucha necesidad de algo, y no tienes dinero para pagarlo, es preferible pedirlo; explicarle al dueño, con mucha sinceridad, que lo necesitas realmente, pero que como no puedes pagárselo en ese momento, te comprometes a darle el dinero luego, o a hacer algo que esa persona necesite, en pago por ello.

Preciosa, en muchos países, hay mucha gente que, al igual que nosotros, cree que existe un “Dios” y unos “ángeles” que hicieron el mundo donde vivimos, y que nos protegen si somos personas buenas. Esas gentes de muchas partes tienen unos libros muy grandes e importantes que hablan sobre esos dioses en los que ellas creen y sobre la vida de unos hombres y mujeres que siempre se portaban muy bien, mejor que todos, para que sus dioses estuvieran contentos y los cuidaran mucho. Hombres y mujeres como Jesucristo y su madre, la Virgen María, como Buda, como Mahoma y muchos otros. Lo que quiero decirte es que en esos libros están escritas todas las cosas que tiene que hacer una persona para ser buena y parecerse a su Dios y a esos hombres y mujeres tan maravillosos. Y una de esas cosas tan importantes que dice en todos esos libros es, hija mía: “nunca, nunca robemos”, o sea, no podemos tomar para nosotros algo que no sea nuestro.

Por último, quiero decirte, bellísima, que en 4to. año del Liceo, gracias a mis buenos resultados en los estudios y a mi buena conducta, yo era jefe de todos los estudiantes de los grados inferiores (3ro., 2do. y 1ro.), y también de todos mis compañeros de clase. Pero, un buen jefe no puede portarse mal; tiene que portarse siempre muy bien para que los demás estudiantes lo respeten, lo quieran, le hagan caso, y se porten bien como él.

Así que el día que quise robarme esas chucherías, yo estaba haciendo algo doblemente malo: malo porque ninguna persona debe robar, y malo porque yo era uno de los alumnos jefes del liceo militar y en todo momento debía portarme bien. Pero, aquella noche, no lo hice; por el contrario, actué muy incorrectamente. Y me arrepiento.

Bendiciones, mi ángel.

Papi.


Del Niño Jesús y asuntos relacionados…

diciembre 22, 2012

http://gifsyfondospazenlatormenta.blogspot.jp/

(Escrito «reciclado», del 22 de diciembre de 2012)

El Niño Jesús y otras bonitas fantasías infantiles. Importancia en la vida de los niños 

Se acerca el 24, y hoy, mientras confirmaba con mi hija sus opciones para el juguete navideño, y le explicaba que la decisión final la harían Santa y el Niño (para que sea sorpresa, y porque depende del presupuesto que ellos manejan conjuntamente), vinieron a mi mente algunas reflexiones.

Siempre he creído que es muy beneficioso para los niños alimentarle fantasías como la de sus presentes de Navidad, por ejemplo. Su inocencia hace que vivan en un mundo de ensueños (o de pesadilla, si los asustamos con historias de terror) y, a medida que van creciendo, van descubriendo por sí mismos – y con nuestra ayuda – la realidad detrás de todos esos cuentos  que les metimos para hacer su infancia lo más bonita posible. Mi abuela materna tenía la frase perfecta para expresar eso: “A los hijos pongámosle pétalos en el camino, porque la vida se encarga de ponerle espinas”.

Y hablando de la inocencia primera, esta es una virtud humana sumamente valiosa que vamos perdiendo con la edad, lógicamente. Aunado a eso, mientras más evoluciona la raza humana más pronto en la vida pierden los niños su ingenuidad.

Para algunos padres es importante que los hijos “maduren” pronto, por lo que procuran no fomentar mucho en ellos creencias infantiles, o incluso las evitan totalmente.

No ponemos en duda la buena intención de ese enfoque. Pero, nosotros sentimos que no hay razón para apurar la maduración de nuestros retoños; que, por el contrario, hay que dejarlos vivir en su universo de magia y pureza el tiempo que sea necesario, porque como enseñaba mi abuela, ya les tocará vivir una realidad que a veces puede llegar a ser muy espinosa.

Nuestro primer Nacimiento

Nuestro primer Nacimento (diciembre 2014)

Nuestros hijos saben que el Niño Jesús trae los regalos, pero, ¿saben quién fue realmente Jesús? 

Normalmente, le neseñamos a nuestros hijos que el Niño Jesús – con su buen socio empresarial San Nicolás – es quien trae los juguetes en Navidad. Pero, hoy, al revisar con mi hija sus peticiones, caí en cuenta de que hasta este momento nunca le he hablado de quién fue – y es – realmente Jesús (quisiera mostrárselo no desde un punto de vista religioso, sino muy humano. Mi esposa y yo, aunque creyentes en “algo superior”, no profesamos ninguna religión), así que decidí hacerlo, por primera vez.

Le dije que Jesús es uno de los hombres más buenos que han existido en el mundo. Tanto, que siempre compartía lo poco que tenía con los demás, hasta quedarse él prácticamente sin nada; que siempre se preocupaba mucho por los enfermos, haciendo todo lo posible por curarlos; que, como era muy inteligente y muy bondadoso, siempre enseñaba a las personas que lo seguían como resolver sus problemas; que como tenía muchísimos amigos que lo querían tatnto – y él a ellos – unos hombres malos y egoístas decidieron matarlo y clavarlo en una cruz (por eso la cruz de las iglesias cristianas), porque tenían miedo y envidia de que Jesús fuera mejor y más importante que ellos; ¡que Jesús no los ofendió sino que los perdonó! Seguidamente, le dije a mi adorada pequeña que en YouTube había unos videos para niños sobre la vida de Jesús. Además de coincidir conmigo en que él fue un hombre extraordinariamente bueno, ella me respondió inmediatamente que le enseñara los videos lo antes posible, porque eso le interesaba muchísimo.

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Transmitirle a nuestras criaturas que el Niño Jesús – y su querido colega barbudo – es quien le pone los regalos en diciembre es una hermosa tradición. Pero, hoy, tras la emocionada respuesta de mi hija a mi sencilla descripción de Jesús, entendí que esa costumbre nuestra no está del todo completa si no le hablamos a los pequeños sobre la vida de ese maravilloso ser humano, no en vano considerado por cientos de millones de personas el hijo de Dios.

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¡FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO NUEVO!

Ángel Rafael La Rosa Milano

«El sol brilla siempre dentro de ti»  


Hija, yo me porté mal: Pirotecnia peligrosa

octubre 17, 2012

Mi corazón, hoy quiero hablarte de otra «travesura» mía que pudo haberle causado mucho daño a alguien. Es verdad que la hice siendo niño (tendría entre 10 y 11 años), pero, cuando la recuerdo siento miedo por lo que pudo haber pasado. Y también siento mucha vergüenza por haber tenido esa mala idea a una edad en la que ya deberíamos saber bien cuando algo es peligroso.

Era navidad. Unos amiguitos y yo compramos unos “cohetones”; esos fuegos artificiales que se lanzan hacia el cielo como cohetes (por eso en Venezuela los llamamos así), y que explotan muy pero muy fuertemente; los mismos que vemos aquí en Japón todos los años, en esos eventos nocturnos espectaculares del verano.

Debes saber que en este país esos fuegos artificiales tan fuertes no se venden en ninguna parte. Por eso es que, aparte de las personas encargadas de lanzarlos en los espectáculos públicos, nunca vemos a nadie jugando con ellos en la calle. Las personas solamente pueden comprar esos que papá, mamá y tus abuelos prendemos para ti, los que al explotar no hacen mucho ruido y se convierten en bellas luces de muchos colores. Por cierto, desde pequeñita siempre te ha emocionado mucho ver, desde el balcón, los que lanza la gente en el parquecito que está frente a nuestro apartamento.

Pero, en Venezuela, aunque la compra y venta de cohetones también está prohibida por la policía, todos podemos conseguirlos y lanzarlos en la calle (al menos era así cuando yo vivía allá), incluyendo los niños. Para nosotros los venezolanos es algo muy normal.  Más aún, es parte importante de la fiesta navideña, y por eso es tan difícil controlarlo. Aunque yo siempre pienso: ¿Por qué en unos países puede controlarse y en otros no?

Es verdad que cuando somos muchachos lanzar cohetones es muy divertido y emocionante. Pero, cuando nos convertimos en “abuelos”, entendemos claramente lo riesgoso que es. No quiero asustarte ni ponerte triste, mi adoración, pero, todos los años allá en Venezuela, muchas personas, incluyendo niños, sufren accidentes graves por manipular juegos pirotécnicos peligrosos. Muy lamentablemente, hay quienes pierden un dedo de la mano o un ojo, por ejemplo; otras personas se queman el cuerpo, y otras pueden hasta morir. Eso sería algo demasiado malo y triste para ellos y su familia, ¿verdad, mi vida? Dios quiera que eso nunca le pase a nadie más, ni allá en mi país, ni en ninguna parte del mundo.

Voviendo a lo que yo hice aquel diciembre, recuerdo que algunas veces lanzamos los cohetones, no hacia arriba, como es lo correcto, sino a ras del suelo, a lo largo de varias calles. También hicimos la tremenda y peligrosísima maldad de dirigir varios cohetones directamente hacia una casa vecina ubicada en lo alto de una colina.

Los cohetones lanzados por el piso pudieron haber explotado cerca de una persona (incluyendo niños pequeños); debajo de un carro (si el fuego alcanza la gasolina del carro, hay una explosión muy grande, y el carro y todo lo que esté cerca se quema completamente); cerca de algún material que se quema fácilmente; dentro de una casa, etc.. Imagínate, hija mía, las cosas tan terribles que hubieran podido pasar, especialmente cuando lanzamos los cohetones expresamente hacia la casa en la colina. Afortunadamente, y gracias a Dios, esa vez no pasó nada grave, pero pudo haber pasado. Además, esos vecinos nuestros deben haber sentido mucha rabia y temor con cada explosión. Y eso, casi 40 años después, me pone muy triste. Aprovecho para expresar mi arrepentimiento, para pedir disculpas públicamente. Y espero poder hacerlo personalmente, la próxima vez que vaya a mi casa en Venezuela.

Mi preciosa, como te he dicho antes, es normal que siendo niños no veamos muy claramente el peligro que encierran algunos juegos. No hacemos esas maldades pensando que vamos a lastimar a alguien. Pero, desafortunadamente, aun sin querer, con esos juegos que no vemos tan peligrosos podemos hacer muchísimo daño a otras personas y a nosotros mismos. Así que, espero realmente que puedas aprender algo con esto que te conté hoy.

Y en estas próximas navidades, recemos con mucha fuerza para que Dios proteja a todas las personas que juegan con cohetones, allá en Venezuela y en todo el mundo, especialmente a los niños, quienes, ojalá, se diviertan mucho y sean muy felices con juegos pirotécnicos inofensivos, sin hacer ninguna de las cosas malas y peligrosas – para los demás y para mí mismo – que hice yo aquel diciembre…

Te amo, lindísima.

Papi.

Ángel Rafael La Rosa Milano

«El sol brilla siempre dentro de ti»


¿Se comunica usted realmente en japonés con su hijo?

agosto 31, 2012

La palabra “comunicarse” tiene varios usos, pero para los fines de este escrito tomaremos: “conversar sobre un tema en profundidad”; “expresar pensamientos y sentimientos”, y afines.

Mi esposa es japonesa y yo venezolano. Para el momento cuando nos establecimos en Japón, hace 6 años, ella estaba embarazada, y yo no hablaba absolutamente nada de japonés (los dos nos entendemos en inglés). Y confieso, no sin vergüenza, que en todo este tiempo, apenas si he adquirido un nivel básico. Pero, sobre esa limitación mía les hablaré en otra ocasión.

 Por nuestra condición de matrimonio intercultural multilingüe, desde el momento cuando mi señora quedó encinta, el idioma en el que nos comunicaríamos con nuestro bebé pasó a ser una de las máximas prioridades familiares.

Sabíamos que el bebé, al nacer y crecer en Japón, con mamá a su lado, aprendería su lengua materna naturalmente. Así que la comunicación madre-hijo estaba plenamente asegurada. Por mi parte, sabía que para garantizar que aprendiera mi idioma satisfactoriamente, tenía que hablarle en español desde el mismo instante de su nacimiento, o incluso antes…

 Algunos padres en situación similar se preguntarán, muy válidamente: ¿no sería preferible que el/la progenitor(a) hispano(a) adquiriera el japonés, primera lengua del hijo, considerando que estamos en Japón y que es sumamente beneficioso en muchos aspectos, como la adaptación cultral, el trabajo, etc.?

 El aprendizaje del idioma anfitrión debería ser una obligación para los inmigrantes. Es muy cierto. Y supone muchas ventajas para los padres hispanos – y de otros grupos lingüísticos. Pero, si la persona domina el idioma local poco o medianamente, el grado de comunicación con sus hijos en japonés será siempre mucho menor que en español (si éste se le enseña al bebé desde que nace). O sea, a menos que los padres hispanos sean bilingües, es decir, que tengan un excelente dominio del japonés, sólo podrán entenderse con su hijo a un nivel elemental, sin la posibilidad de verbalizar pensamientos y sentimientos complejos, lo que limitará notablemente la experiencia comunicativa con su pequeño.

En cambio, si logramos que el niño aprenda nuestro idioma materno a una edad temprana, estaremos en capacidad de expresarle lo que pensamos y lo que sentimos cabalmente; podremos explicarle con claridad el mundo que lo rodea; enseñarle la experiencia de vivir, desde nuestra particular perspectiva personal y cultural, lo cual es fundamental en su desarrollo armónico como persona.

 Existen ideas de cómo enseñar una segunda lengua a los hijos como parejas internacionales hay en Japón. Por ejemplo, algunos padres consideran que es mejor esperar a que el niño entre a la escuela para enseñarle un segundo idioma.

 Si bien debemos aceptar la validez de todos esos enfoques, ya que son concebidos por los progenitores en función del bienestar de sus pequeños, nuestra modesta sugerencia es que estemos siempre al día con lo que nos dicen los expertos en la materia. Por ejemplo, que mientras más temprana sea la estimulación lingüística, más temprano y sólido será el aprendizaje de la lengua.

 En nuestro caso particular, tenemos una hija de 5 años. En lo que respecta a la comunicación verbal propiamente dicha (hay otros niveles de comunicación humana), su condición bilingüe nos ha permitido a mi esposa y a mí disfrutar plena y «lingüísticamente» todas y cada una de las etapas de su primera infancia.

 No hace falta decir lo gratificante que es para mí poder hablar con ella de tantas y tantas cosas, hasta el cansancio, y ver a su mamá haciendo lo mismo; cada uno en su idioma.

 También me llena de muchísima ilusión paterna pensar que, así como hoy hablamos con ella, embelesados, de todo lo que ocupa su mundo infantil, en unos 6 o 7 años más la escucharemos y la aconsejaremos, por ejemplo, cuando nos confíe lo que siente su corazón de niña dulce y soñadora, por ese compañerito de la escuela…

Consejos prácticos para enseñar español al bebé desde su nacimiento:  

  1. Háblele a su bebé en español desde que nazca, todo el tiempo. Y no se preocupe en lo absoluto por el japonés. De eso se encargarán naturalmente su pareja, los abuelos japoneses y la sociedad nipona en general.
  2. Háblele al bebé de modo que él pueda verle la boca a Usted, preferiblemente. Está demostrado que ellos aprenden a hablar sobre todo imitando los movimientos vocales.
  3. Comparta sus pensamientos con el bebé, cuando esté cuidándolo (generalmente, aunque físicamente cerca de nuestro bebé, estamos «solos con nuestros pensamientos»). Así ambos se sentirán más acompañados, al tiempo que le estimula la audición a su retoño.
  4. Arrúllelo con las mismas canciones de cuna que la(o) arrullaban a Usted. Así le estará enseñando simultáneamente idioma y tradición.
  5. Póngale discos de canciones infantiles en español, a la hora del juego y el ejercicio. Algunas canciones movidas están en ritmos populares latinoamericanos, con lo que también le estará transmitiendo al bebé su cultura musical.
  6. Póngale videos de dibujos animados en español, cuando Usted considere que está en edad de prestarles atención. Aprendemos a hablar por repetición y asociación, y a falta de un contexto social hispano, los videos contienen situaciones comunicativas que se repiten, con diálogos, palabras y frases que el niño irá identificando poco a poco, e incorporando a su vocabulario.
  7. Procure participar en reuniones de convivencia con hispanohablantes, donde el niño pueda escuchar el español en otros adultos y niños, Y donde se empapará, además de nuestra cultura latina e hispana.

SOL, servicio y Orientación al Latino

«El sol brilla siempre dentro de ti»


Hija, yo me porté mal: Chistoso e irrespetuoso

agosto 10, 2012

Estando en el primer año del Liceo militar, con 12 años de edad, un día fui regañado duramente por un oficial (un jefe militar como tu difunto abuelo, el que sale en la foto uniformado, muy serio y elegante), por querer hacerme el gracioso delante de mis compañeros.

El oficial nos tenía a todos juntos (éramos más de 50), parados muy derechitos y en silencio (como en esas fotos mías del Liceo), mientras nos decía algo importante. En esos momentos uno no debe moverse ni hablar. Está totalmente prohibido. ¡Uno debe quedarse como una estatua! por muchos minutos, hasta que el jefe nos deje descansar. Quien se mueva o hable recibe un castigo.

No puedo recordar qué dijo aquel jefe que me causó mucha gracia y, aprovechando que en ese momento él estaba lejos de mí, cometí el grandísimo error de decir algo chistoso sobre su comentario, en voz baja, para que oyeran sólamente los amigos que estaban más cerca de mí. Pero para mi sorpresa, apenas terminé de hablar uno de mis compañeros le dijo al oficial lo que yo había hecho.

Sí recuerdo que en ese momento, al ser acusado con el oficial, sentí tanta vergüenza por mi falta, y tanto temor por el posible castigo, que lloré un poco.

El superior, como es lógico, me regañó muy fuertemente delante de todos por mi mal comportamiento, y yo me sentí muy mal por lo que hice, y por recibir aquel fuerte regaño frente a los demás. Y estuve así, sintiéndome mal, por varios días.

Para que entiendas bien por qué aquella “tontería” mía fue algo malo, y por qué aquel oficial me regañó tan fuertemente, tienes que saber que en los liceos militares la disciplina y la buena conducta son muy importantes. O sea, hay que portarse muy bien todo el tiempo. Esto es porque en los dos últimos años del bachillerato (son 5 en total) los estudiantes (que ya tienen entre 16 y 18 años de edad) se convierten en militares de verdad, en soldados del país, haciendo cosas muy serias y algo peligrosas, como aprender a combatir en la guerra, disparando armas  reales y haciendo ejercicios muy difíciles, por ejemplo. También tienen que cuidar las afueras del liceo por las noches, cuando los demás duermen, y muchas otras cosas parecidas.

Entonces, para poder cursar esos dos últimos años; para ser soldados verdaderos, los niños tienen que demostrar, en los 3 años básicos, que pueden adaptarse a la disciplina militar, portándose correctamente; cumpliendo las órdenes de los oficiales y alumnos superiores.

Los liceos castrenses son muy estrictos.  Desde el primer año, si un estudiante comete una falta, aunque sea pequeña (tener el uniforme sucio, o llegar tarde al comedor y al salón de clases, por ejemplo), puede quedarse arrestado el fin de semana. Es decir, no puede ir a su casa a ver a su familia. Y por una falta grave (lastimar seriamente a otro estudiante, o robarse algo, por ejemplo), puede quedarse sin salir unas vacaciones completas.

Ya ves que en el liceo militar yo tenía muchas razones para portarme bien. Pero debes saber, mi dulzura, que uno debe tratar de portarse bien siempre, en todas partes. Y no sólo para evitar ser castigados, sino porque es lo mejor para nosotros mismos y para los demás.

Mis padres me enseñaron desde muy niño a respetar a todas las personas, y a ser obediente con los adultos. Por eso, yo mismo no puedo entender por qué aquel día de pronto quise burlarme de mi superior, sabiendo además que estaba en un liceo militar, y que si me descubría, podía ponerme un duro castigo por indisciplinado e irrespetuoso. Además, yo entré  a estudiar allí porque me gustaba el orden militar, y todos los días trataba de portarme lo mejor posible.

Mi linda, no pienses que te cuento estas faltas mías esperando que tú seas perfecta. ¡No! Ninguna persona lo es. Además, precisamente porque no somos perfectos, nos equivocamos mucho y nos portamos mal. Pero así aprendemos mucho también.

Con este cuento de cuando fui desobediente y grosero con aquel jefe mío, sólo quiero explicarte que es mejor respetar siempre a los demás, sean grandes o pequeños. Uno, porque nosotros no quisiéramos que nadie se burlara de nosotros, y dos, porque haciendo bien las cosas (hasta las más pequeñas) traemos muchas otras cosas buenas a nuestra vida.

Dios te bendiga, mi tesoro.

 Papi.


«Hola amado cigoto, bienvenido a mi vida»

julio 22, 2012

Es de todos sabido que la comunicación materno-infantil temprana es un primer paso fundamental en el desarrollo emocional e intelectual del niño. Entonces, ¿qué pasaría si esa relación comunicativa se iniciase antes de que nazca el bebé; cuando éste todavía es un embrioncito en la barriga de la madre?

Los inmensos beneficios de la estimulación prenatal en el desarrollo sensorial del bebé han sido suficientemente demostrados. Pero, quisiéramos destacar, principalmente, el fuerte vínculo afectivo madre-hijo que resulta de esa beneficiosa interacción.

Desde el mismo instante cuando se produce la fecundación, comienza una comunión corporal indivisible entre ese “puntico de vida” que es el cigoto y su portadora. Durante los próximos 9 meses, ambos serán uno solo, prácticamente. Por ejemplo, absolutamente cualquier alimento o sustancia que ingiera la madre pasará a su bebé vía sanguínea. Asímismo, es posible que algunas de las enfermedades que pudieran afectar a la progenitora (incluso aquellas contraídas antes del embarazo) se transmitan también al bebé. De ahí que sea indispensable que la madre lleve una preñez saludable.

Cuando decimos saludable nos referimos a la salud física y a la psíquica por igual – “mente sana en cuerpo sano” – ya que tal como lo evidencian algunos estudios en neurología y psiquiatría (http://pequelia.es/6854/salud-emocional-durante-el-embarazo), los fetos estarían en capacidad de percibir las emociones de la madre (tanto las positivas como las negativas), y serían afectados por éstas. Este importantísimo hallazgo (que viene a confirmar viejas creencias populares sobre el particular), es un llamado de atención a las mujeres embarazadas – y a la sociedad en general – sobre la importancia vital de mantenerse sanas psíquicamente durante el embarazo; de experimentar emociones positivas, por su propio bienestar y el bienestar del bebé.

Estimulación prenatal

Y aunque pueda parecer exagerado, nosotros aconsejamos que el establecimiento del lazo afectivo, mediante la comunicación verbal, comience con la fecundación misma (aunque entendemos que el fuerte sentimiento de dicha que experimentaría la madre al quedar encinta constituye por sí solo una poderosa forma de comunicación), ya que funciona como una especie de reafirmación y concientización de la existencia de una nueva vida dentro de la madre; de reafirmación y concientización del amor de esa madre por esa nueva vida gestada en su interior.

Según lo anterior, el amor que siente la madre por el fruto de su vientre (expresado en sentimientos de felicidad, ilusión, plenitud, adoración, etc.), actuaría entonces como un poderoso nutriente para el cuerpo y el “corazón” de ese diminuto ser. Y es que con cada gesto de ternura, ya sean palabras amorosas, melodiás suaves – o enérgicas, de vez en cuando – toquecitos en el vientre, etc. (sería ideal que el padre participara frecuentemente de esos momentos) la madre transmite al bebé un claro mensaje: “Te amo, estoy feliz de tenerte, y quiero estar sana en cuerpo y alma para ti”.

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El bebé, por su parte, reaccionará animoso a todos esos estímulos: se sentirá alegre, tranquilo y protegido con la voz de mamá; bailará o descansará según la melodía que llegue a sus oídos; responderá curioso a los toquecitos en la barriga.

Y en esa atmósfera de armonía material y espiritual creada por mamá, ese pequeño y adorable ser crecerá, convirtiéndose en una personita sana y feliz, igual a su bendita progenitora, a quien, por cierto, ya conoce y quiere bastante desde hace tiempo; desde que era apenas un corazoncito que comenzaba a latir…

Ángel Rafael La Rosa Milano

«El sol brilla siempre dentro de ti»


Hija, yo me porté mal: Lastimé a unos perros

julio 13, 2012

Querida hija, creo que una de las cosas que más te repito es que nunca debemos lastimar a los animales por diversión, ¿verdad?. Y me hace muy feliz ver lo bien que has comprendido eso. Por ejemplo, días atrás, viste una mariposita dentro de la casa, y rápidamente buscaste una servilleta para que yo la envolviera suavemente y luego la soltara por la ventana. Te felicito y te doy las gracias por eso, mi tesoro.

¿Recuerdas que hace poco te conté que siendo muy pequeño, yo, junto a otros amiguitos, lastimé a un gato? Después de eso pasaron muchos años sin que yo hiciera algo así de malo a otro animal. Pero teniendo unos 12 ó 13 años de edad, lamentablemente le hice maldades a unos perros. Y creo que como yo ya era un niño grande cuando hice eso, la culpa es mayor.

Por aquellos días, yo cursaba el segundo año de secundaria en un liceo militar que quedaba lejos de mi casa, en un bonito pueblo frente al mar, a unas 7 horas de viaje. Así que yo estudiaba y vivía en ese instituto, y solamente podía ver a mis padres y hermanos los fines de semana y las vacaciones. Pero, parte de esas vacaciones me gustaba pasarla en la casa de mi mejor amigo del liceo, ubicada en aquel bello pueblo de playa.

Mi amigo, que era de mi misma edad ¡tenía una motocicleta! así que cuando no estábamos bañándonos en la playa, estábamos recorriendo el pueblo, de arriba a bajo, en aquella ruidosa moto, que era pequeña pero con espacio suficiente para dos personas. Y para hacerlo más divertido, unas veces manejaba él y otras veces yo.

A veces, cuando entrábamos a algún lugar de muchas casas, salían a perseguirnos algunos perros. Esto es algo muy común en países como Venezuela, donde estamos acostumbrados a tener a nuestros perros sueltos en la calle, y donde hay muchos perros callejeros. Pero, la mayoría solamente corre cerca de las motos (y también de los carros), ladrando, por pocos segundos, hasta que éstas se alejan. Igual pasaba con nosotros.

Pero, un día, se nos apareció un perro muy grande y bravo, que corría tan rápido que nos alcanzó y me mordió la pierna. Y aunque no me mordió duro (porque le dije rápidamente a mi amigo que acelerará), sí me asustó bastante, porque pudo haberme lastimado mucho, y hasta hacer que nos cayéramos de la moto, lo que hubiera sido muy grave, tal vez.

Recuerdo que quedé muy molesto, pensando: “¿Por qué los dueños del perro lo dejan suelto si es tan bravo?”; “Ese perro puede causarle mucho daño a alguien”.

Hija linda, la solución correcta a ese problema hubiera sido hablar con los dueños del perro, explicándoles lo que pasó, para que ellos evitaran algún accidente en el futuro. También pudimos haber pensado en no pasar más por ahí. Pero, yo, que estaba muy enojado, pensé en otra solución muy mala: pasar otra vez por ahí en la moto, con un palo en mi mano, para golpear al perro cuando intentara morderme. Con eso le daría una lección, y no volvería a atacarnos a nosotros o a otros motorizados.

Así lo hicimos. Y aquel pobre animal cayó en la trampa. Te confieso, con mucha vergüenza, que me sentí muy bien (y mi amigo también) al oír los chillidos del perro cuando le pegué con el palo. A los dos nos causó mucha gracia… Tanto, hija, que desde aquella vez decidimos llevar un palo siempre que saliéramos en la moto, para hacerle lo mismo a otros perros bravos que intentaran mordernos.

Pienso que defenderse con un palo de los perros peligrosos que pueden hacerte mucho daño (mordiéndote o tumbándote de la moto) no es malo, en realidad. Porque son animales que aprenden rápido; si les duele el golpe, no atacarán de nuevo. Lo malo, mi princesa, es que uno pueda disfrutar eso; que pueda verlo como algo divertido. Eso sí es totalmente incorrecto. Por eso, hoy, cuando te cuento esto, me siento mal; porque mi amigo y yo pensamos que golpear a esos perros (aunque fuera solamente a los bravos, para enseñarlos) era una gran diversión. Recuerdo con mucha lástima, que varias veces salimos en la moto solamente a buscar perros agresivos para golpearlos…

Te repito, mi corazón, nunca, nunca debemos lastimar a los animales por diversión; no debemos maltratarlos como forma de juego. Sólo podemos usar la fuerza contra ellos para defendernos de sus ataques, cuando no tenemos otra forma de hacerlo.

Los perros son muy inteligentes para muchas cosas, es verdad. Pero siguen siendo animales, y no pueden pensar como las personas. Cuando ellos atacan fuertemente a alguien es su forma de defenderse; no saben lo que están haciendo. Y nunca lo hacen por divertirse. En cambio, las personas saben muy bien cuando están haciendo daño, y algunas lo hacen para divertirse, como hicimos mi amigo y yo con aquellos pobres perros.

 Dios te bendiga, mi adoración.

 Papi


Prueba de los beneficios de la estimulación temprana

julio 7, 2012

Hola, mis muy estimados Soleros.

Hoy quiero mostrarles algunos de los muchos resultados positivos que produce la estimulación temprana, tanto a nivel de idioma como a nivel musical. 

Para ello me valdré de un par de videos de mi hija de 5 años, donde ella canta las versiones en español y en japonés de la archiconocida canción venezolana Moliendo Café.   

Por favor, discúlpenme la muy humana y paternal vanidad. Pero lo que quiero destacar realmente es que con la estimulación apropiada, los niños pequeños son capaces de manejar dos – o más – idiomas sin problemas. Y en el caso de la múisca, pueden desarrollar el «oído musical» notablemente.

Vale destacar que, en los primeros años de vida, tanto el aprendizaje musical como el linguístico (entre otros) le permiten al niño potenciar su capacidad cerebral en aspectos como la expresión, la comunicación, el razonamiento, etc.. Eso sin mencionar las infinitas cantidades de felicidad que nos proporcionan nuestras adorables criaturitas haciendo tantas proezas…    

Dicho esto, aquí les muestro estos muy modestos videos caseros:     

Versión japonesa de Moliendo Café (Coffee Rumba, o coji lumba, como suena en japonés): 

http://www.youtube.com/watch?v=gRJNVWVJ8Lk

Moliendo Café (instrumentación de karaoke, del dúo Azúcar Moreno):

  http://www.youtube.com/watch?v=lAeIlyJsczQ

Amigos soleros, muchísimas gracias por su tiempo y su atención,

SOL, Servicio y Orientación al Latino

«El sol brilla siempre dentro de ti»


Hija yo me porté mal: Me burlé de una amiguita

junio 26, 2012

  

 Foto extraída de: www.google.co.jp/search?q=fotos+de+abuso+escolar

Amada hija, a veces, los niños pueden ser crueles con otros niños. Eso quiere decir que pueden tratarlos mal, ya sea fastidiándolos solamente (con palabras o maldades “suaves”), o lastimándolos realmente (con palabras o maldades “fuertes”).

Algunas personas piensan que es normal que los niños sean crueles de vez en cuando, porque “son más inocentes y honestos que los adultos”, pero yo no estoy muy seguro de que eso sea verdad. Me parece que los niños pueden ser buenos y amigables con los demás niños y con todas las personas, todo el tiempo, si su padres los enseñan a ser así desde que son muy pequeñitos.

Para saber si mi idea es correcta, me puse a pensar si en estos 5 años tú alguna vez fuiste violenta, o simplemente brusca o grosera con otros niños – o adultos – y por más que traté de recordar no encontré ni una sola vez. Además, le pregunté a tu mamá, y me dijo que tampoco recordaba ningún momento así.

Mi princesita, aprovecho para felicitarte con todo mi corazón por ser una niña tan buena, y para darle gracias a nuestros ángeles y a la vida por esa bendición.

Por cierto, en Internet conseguí algo sobre lo que estamos hablando, escrito por otra persona y muy parecido a lo que yo pienso: http://pettro-desdemirincon.blogspot.jp

Lo que quiero contarte hoy es que estando yo en 3er. ó 4to. grado de primaria, con unos 8 años de edad, había una compañerita de clase de quien algunos amigos y yo nos burlamos una vez, porque sus labios eran un poco más grandes de lo normal. Le dijimos malas palabras,y le pusimos un sobrenombre muy feo: ”boca’ e sapo”. También recuerdo que en esa época, en Venezuela, había una palabra que usábamos cuando alguna cosa o situación no nos gustaba para nada: “zape”. Entonces cuando esa amiguita estaba cerca de nosotros le decíamos  “boca’e sapo, zape”, y nos íbamos corriendo.

Hija querida, ese recuerdo me hace sentir triste. ¿Te imaginas lo mal que se sentió esa niña cuando nosotros, sus compañeros de clase, la llamamos así? Yo no puedo acordarme de cómo respondió ella a nuestras burlas, pero seguramente se puso muy triste. Y es que al ponerle ese mote tan feo, no solamente nos estábamos burlando de ella, sino que la estábamos apartando de nosotros.

Algunos doctores dicen que la tristeza y la rabia que sienten algunos niños que son molestados por otros puede durarles muchos años de su vida, hasta que son grandes. Y hay niños  – y adultos – que pueden enfermarse si sienten una tristeza muy grande.

No puedo recordar si molestamos a esa niña más de una vez, (en mi mente guardo la imagen de una sola), pero eso no importa, porque fue algo muy feo; algo que ahora me duele bastante haberle hecho a esa amiga del colegio; algo que no debemos hacerle nunca a nadie, hija mía.

Yo lamento mucho que mis amiguitos y yo, aunque éramos pequeños, hayamos sido tan estúpidos y groseros para decirle algo así de feo a esa niña compañera nuestra, y lamento que ningún adulto lo supiera, para que nos regañara como merecíamos y nos explicara por qué no debíamos hacer eso.

Tu mami y yo nos preocuparíamos y nos pondríamos tristes si alguno de tus amiguitos de la guardería se burlara de ti o te lastimara (también si tú se lo haces a ellos). Y seguro que hablaríamos con tus maestras y con los padres de esos niños.

Mi corazón, aunque nos parezca que algunas personas son bonitas y que otras no lo son, debes saber que todas las personas del mundo son bonitas, y merecen ser tratadas con cariño y respeto. Y si alguien tiene algo que no nos gusta (en su cara, en su cuerpo o en su forma de ser), no tenemos que pensar solamente en eso, sino en todas muchas otras cosas buenas que tiene esa persona. Además, debemos pensar que nosotros también tenemos muchas cosas que tal vez a otras personas no les gustan. Pero nos sentiríamos muy molestos y tristes si esas personas se burlaran de nosotros y nos hicieran maldades por esa razón.

Entonces, mi angelito, con esta historia quiero pedirle perdón a esa amiga del colegio (afortunadamente, en todos estos años siempre hemos sido buenos amigos, pero nunca me disculpé con ella. Espero hacerlo algún día), y a todas las niñas del mundo, por haber sido un niño malo aquella vez; por no haber sido un “caballerito” con mi amiga (si algún día tienes un hermanito varón lo voy a enseñar a ser muy cariñoso y respetuoso con todas sus amiguitas, con todos los niños y con todas las personas).

Y ahora que soy grande quiero corregir aquel error infantil, enseñándote a ti que eso no se hace, y siendo un hombre muy protector y paternal con todos los niños. Pero muy especialmente con las niñas. Para que sepan que por ser mujeres son muy importantes, y que la vida de nosotros los hombres es más bonita porque ellas están en el mundo. Y también, porque mi mamá, mi esposa y mi hija son mujeres…

Dios te bendiga, mi adoración.

Papi


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